sábado, 10 de agosto de 2013
jueves, 4 de abril de 2013
cultivo del sorgo
El sorgo podría considerarse el cultivo más importante del mundo en términos alimenticios.
Constituye una parte importante de la dieta humana en África, Asia, India, Pakistán y China.
Sus usos son muy variados: se usa en la producción de forrajes para la alimentación animal, en la elaboración de bebidas alcohólicas, y como cultivo bioenergético. Hay variedades de sorgo dulce con tallos ricos en azúcares, de los que se aprovecha toda la planta para fabricar biocarburantes.
Su resistencia a la sequía y al calor lo convierte en un cultivo importante en las regiones áridas.
Características del cultivo de sorgo
El sorgo exige antes de la siembra
la preparación del terreno con una labor profunda y un par de pases de
cultivador, para limpiar el terreno de malas hierbas.
La siembra debe comenzar 15 ó 30 días después de lo que es usual en el
maíz en cada región, teniendo en cuenta el ciclo de la variedad. Es muy
importante que no exista déficit hídrico ni temperaturas extremas
durante el período comprendido entre la prefloración y la floración.
Para la siembra se utilizan diferentes modelos de sembradoras de trigo,
regulando la separación de línea a voluntad, o sembradoras de maíz
equipadas con un tipo de disco adaptado al grano de sorgo.
La densidad de siembra dependerá de la calidad, del
peso y tamaño de la semilla, del sistema de siembra, del ciclo híbrido
elegido, de la disponibilidad de riego y del tipo de suelo. Es
aconsejable una densidad de 20 a 30 plantas por m2 y una
separación de líneas de entre 20 y 60 cm., utilizando densidades de
plantación menores en ciclos largos de cultivo, y mayores en ciclos
cortos o intermedios.
Independientemente del sistema de siembra utilizado, hay que tener en cuenta que la semilla de sorgo
es bastante pequeña y tiene menos reservas que otros cereales como la
soja o el maíz, por lo que debe colocarse en contacto directo con el
suelo húmedo, para conseguir una rápida germinación y emergencia.
El éxito del cultivo de sorgo depende en gran medida de ello. No hay que
enterrar mucho el grano (a 2 – 4 cm de profundidad), y hay que
conseguir una buena uniformidad de siembra. Con sorgos híbridos se necesitan aproximadamente 15 Kg de semilla por hectárea.
Suelo. Se desarrolla bien
en terrenos alcalinos, sobre todo las variedades azucaradas que
necesitan el carbonato cálcico del suelo, (éste aumenta el contenido de
sacarosa en tallos y hojas). Prefiere los suelos profundos, sin un
exceso de sales, con buen drenaje, sin capas endurecidas, fértiles y con
un pH entre 6,2 y 7,8.
Agua. El sorgo tolera mejor
la sequía y el exceso de humedad en el suelo que la mayoría de los
cereales y responde muy favorablemente al riego,
requiriendo un mínimo de 250mm durante su ciclo. El volumen de riego
óptimo oscila entre 400-550mm. Es fundamental que el suelo tenga una
adecuada humedad en el momento de la siembra para lograr una emergencia
rápida y homogénea, y con ello, una buena implantación del cultivo. El
punto de mayor exigencia hídrica comienza unos 30 días después de la
emergencia y continúa hasta que se llenan los granos. Las etapas más
críticas son las de panojamiento y floración, (si se dan deficiencias
hídricas en estos momentos, se producirán mermas en los rendimientos
agrícolas).
Requerimientos de agua para el cultivo del sorgo
Temperaturas. Requiere
temperaturas altas para conseguir un desarrollo normal, y es sensible a
las bajas temperaturas. Para la germinación necesita una temperatura de
suelo no inferior a los 18 ºC. El crecimiento de la planta no es
realmente activo hasta que se sobrepasan los 15 ºC, (la temperatura
óptima está en los 32ºC). Durante la floración requiere una mínima de
16ºC, ya que por debajo de este nivel se puede producir esterilidad de
las espiguillas y reducción en el rendimiento del grano.
10 de enero, 2011 en Producción agrícola
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martes, 26 de marzo de 2013
Recomendaciones de manejo para optimizar productividad y persistencia de alfalfa
Autor: Ing. Agr. Darío Yenerich, Forratec Argentina S.A.
Cuando
hablamos de productividad y de persistencia, nos referimos a los mismos
objetivos generales del cultivo, ya que son los dos pilares de la producción y de la amortización de una pastura, (cuanto mas tiempo nos dure, menor es el costo del kg de MS producida).
Lo primero a considerar, si vamos a
realizar un cultivo como la Alfalfa, que tiene un altísimo costo de
implantación, es ser selectivos al momento de elegir el lote.
Tenemos que comenzar planificando por lo
menos un año antes, como para poder elegir el antecesor correcto y
después del mismo, poder acumular humedad como para asegurar el correcto
anclaje del cultivo.
Este sería el primer punto importante a considerar, Selección del lote. En esta primera etapa, cuenta la selección del cultivo antecesor, ya que no será lo mismo realizar una alfalfa
sobre una soja de segunda, sobre un maíz o sorgo picado, que sobre una
moha, ya que la soja de segunda, se va muy tarde la fecha de siembra, el
maíz o sorgo se llevan toda la humedad y si arrancamos con un perfil
seco en profundidad, el cultivo no tendrá forma de desarrollar buenas
raíces, que serán la clave de la producción mientras dure el cultivo.
Una vez definido el lote hay que realizar si o si un análisis de suelo,
esto es fundamental para saber donde estamos parados, si vamos a
necesitar fertilizar o no, si tenemos que corregir PH o no, etc. El Ph
nos puede dar una idea del estado de ese suelo (Ph óptimo 6,6-7,2), y la
provisión de Fósforo en lo posible ser superior a 20-30 ppm, igualmente
la aplicación de Fósforo a la siembra, siempre es positiva, aunque el
suelo esté bien provisto. Además es muy importante saber cuanto Azufre
hay (óptimo entre 10-15 ppm de Sulfatos) y la Capacidad de Intercambio
Catiónico (C.I.C.) en 13-20 meq/100 g. Estos datos son fundamentales
para arrancar con un cultivo de alta tecnología.
Siempre y en todos los casos, es rentable la fertilización en Alfalfa, incluso en momentos de bajos precios de la producción.
Sabiendo que lote tenemos, y que fertilizante vamos a aplicar, según el análisis, tenemos que elegir la semilla.
La elección de la variedad dependerá del destino de la producción, ya
que si el objetivo es producir heno o silo, (sin pastoreo), tendrá que
elegir una alfalfa de grupo corto, (Grupo 6 o Grupo 7), por el
contrario, si la idea es pastorear, tendrá que inclinarse a una grupo 8 o
9. Además tendrán que ver si la variedad elegida se adapta al tipo de
suelo que tenemos. Igualmente, uno de los puntos mas importantes de la
selección de semilla, es asegurarse que sea semilla certificada, ya que nos garantiza la pureza y la calidad física de la misma.
El siguiente punto a tener en cuenta es la preparación del lote,
durante el cual tenemos que acumular humedad, eliminar malezas y
refinar la tierra para asegurar el contacto semilla-suelo. La
preparación depende del tipo de máquina que tengamos y si la vamos a
hacer en directa o convencional, pero en cualquiera de los dos casos
tenemos que asegurar la acumulación de agua en todo el perfil.
La siembra
es el punto mas importante, si consideramos que todo lo que hicimos
hasta ahora no serviría de nada si realizamos una deficiente
implantación. La semilla de alfalfa es muy pequeña y eso implica que
tenga pocas reservas para emerger a la superficie, por tal motivo
tenemos que poner énfasis en la profundidad, la que debería estar entre
0,5 y 1,5 cm.
La densidad
es importantísima, ya que lograr el stand de plantas deseado es lo que
nos marcará la durabilidad del lote. Arrancar con 400 plantas/m2 es
fundamental y la forma de lograrlo es siendo eficiente en los puntos
anteriores y tirando la cantidad de semilla correspondiente, no menos de
16 kg/ha y como óptimo entre 18 y 22 kg/ha. Para tirar estos kg tenemos
que acercar lo máximo posible las líneas de siembra, (para disminuir la
competencia entre plantas de alfalfa), lo óptimo es una máquina que
siembre a 12 cm, pero como casi no hay máquinas con esa distancia, lo
mejor es apuntar a una siembra cruzada, tirando la mitad de los kg en
cada pasada. Esto permitirá cubrir bien el suelo, distribuyendo
espacialmente las plantas de la mejor manera, compitiendo con las
malezas y aumentando la cantidad de tallos por unidad de superficie, ya
que al estar mejor distribuidas, están mas distanciadas y logran poner
mas cantidad de tallos cada corona.
La cantidad de tallos por m2 nos dará la producción, la relación es directa, mas cantidad de tallos/m2 es igual a mayor producción.
Lograr mas plantas, con una buena distribución espacial, cubriendo lo mejor posible el suelo, significará dos cosas:
- Mayor producción: dada por la cantidad de tallos/m2
- Mayor persistencia: dada por la cantidad de plantas/m2
Arrancar con 400 plantas/m2 nos asegurará alta producción y gran persistencia. Eso siempre y cuando las plantas estén bien nutridas, porque una planta bien nutrida desarrolla mejor sistema radicular, se defiende mejor de enfermedades, insectos y condiciones climáticas adversas.
Hay que tener en cuenta que la semilla debe estar curada con insecticidas y fungicidas para proteger las plántulas en germinación y aplicar herbicidas para
liberar el lote de malezas, ya que en los primeros estadíos la muerte
de plantas por competencia es muy alta, y como decíamos antes, la
cantidad de plantas nos determina producción y durabilidad del lote.
Plantas bien nutridas, nos aseguran una
mayor resistencia a sequía, dado por un mejor desarrollo radicular,
además el mayor desarrollo radicular asegura la toma, no solo de
humedad, sino de mayores nutrientes, lo cual se relaciona siempre con
mayor producción de MS.
Resumiendo:
si vamos a hacer alfalfa, tenemos que hacerla bien, para asegurarnos la
producción mas alta por el mayor tiempo posible, ya que si nos
equivocamos en algo y nos quedamos con pocas plantas, el cultivo
producirá pocos kg/ha y por menos tiempo, eso nos dará un precio del KG de MS alto y nos convendrá salir a comprar el forraje antes que producirlo, con todo lo que ello implica.
Recuerden, muchas plantas, bien
distribuidas en el espacio y bien nutridas, nos asegurarán 4 años de
buena producción, pase lo que pase a nuestro alrededor.
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