El sorgo podría considerarse el cultivo más importante del mundo en términos alimenticios.
Constituye una parte importante de la dieta humana en África, Asia, India, Pakistán y China.
Sus usos son muy variados: se usa en la producción de forrajes para la alimentación animal, en la elaboración de bebidas alcohólicas, y como cultivo bioenergético. Hay variedades de sorgo dulce con tallos ricos en azúcares, de los que se aprovecha toda la planta para fabricar biocarburantes.
Su resistencia a la sequía y al calor lo convierte en un cultivo importante en las regiones áridas.
Características del cultivo de sorgo
El sorgo exige antes de la siembra
la preparación del terreno con una labor profunda y un par de pases de
cultivador, para limpiar el terreno de malas hierbas.
La siembra debe comenzar 15 ó 30 días después de lo que es usual en el
maíz en cada región, teniendo en cuenta el ciclo de la variedad. Es muy
importante que no exista déficit hídrico ni temperaturas extremas
durante el período comprendido entre la prefloración y la floración.
Para la siembra se utilizan diferentes modelos de sembradoras de trigo,
regulando la separación de línea a voluntad, o sembradoras de maíz
equipadas con un tipo de disco adaptado al grano de sorgo.
La densidad de siembra dependerá de la calidad, del
peso y tamaño de la semilla, del sistema de siembra, del ciclo híbrido
elegido, de la disponibilidad de riego y del tipo de suelo. Es
aconsejable una densidad de 20 a 30 plantas por m2 y una
separación de líneas de entre 20 y 60 cm., utilizando densidades de
plantación menores en ciclos largos de cultivo, y mayores en ciclos
cortos o intermedios.
Independientemente del sistema de siembra utilizado, hay que tener en cuenta que la semilla de sorgo
es bastante pequeña y tiene menos reservas que otros cereales como la
soja o el maíz, por lo que debe colocarse en contacto directo con el
suelo húmedo, para conseguir una rápida germinación y emergencia.
El éxito del cultivo de sorgo depende en gran medida de ello. No hay que
enterrar mucho el grano (a 2 – 4 cm de profundidad), y hay que
conseguir una buena uniformidad de siembra. Con sorgos híbridos se necesitan aproximadamente 15 Kg de semilla por hectárea.
Suelo. Se desarrolla bien
en terrenos alcalinos, sobre todo las variedades azucaradas que
necesitan el carbonato cálcico del suelo, (éste aumenta el contenido de
sacarosa en tallos y hojas). Prefiere los suelos profundos, sin un
exceso de sales, con buen drenaje, sin capas endurecidas, fértiles y con
un pH entre 6,2 y 7,8.
Agua. El sorgo tolera mejor
la sequía y el exceso de humedad en el suelo que la mayoría de los
cereales y responde muy favorablemente al riego,
requiriendo un mínimo de 250mm durante su ciclo. El volumen de riego
óptimo oscila entre 400-550mm. Es fundamental que el suelo tenga una
adecuada humedad en el momento de la siembra para lograr una emergencia
rápida y homogénea, y con ello, una buena implantación del cultivo. El
punto de mayor exigencia hídrica comienza unos 30 días después de la
emergencia y continúa hasta que se llenan los granos. Las etapas más
críticas son las de panojamiento y floración, (si se dan deficiencias
hídricas en estos momentos, se producirán mermas en los rendimientos
agrícolas).
Requerimientos de agua para el cultivo del sorgo
Temperaturas. Requiere
temperaturas altas para conseguir un desarrollo normal, y es sensible a
las bajas temperaturas. Para la germinación necesita una temperatura de
suelo no inferior a los 18 ºC. El crecimiento de la planta no es
realmente activo hasta que se sobrepasan los 15 ºC, (la temperatura
óptima está en los 32ºC). Durante la floración requiere una mínima de
16ºC, ya que por debajo de este nivel se puede producir esterilidad de
las espiguillas y reducción en el rendimiento del grano.
10 de enero, 2011 en Producción agrícola
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jueves, 4 de abril de 2013
cultivo del sorgo
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